viernes, noviembre 17, 2006

De vuelta



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Una vuelta por acá para comentarles que finalmente el cuerpo dio para ambos conciertos.

Ronda de calistenia con los panas antes del Aula Magna. En casita como torre de control y previo registro del vuelo: con soda, con agua, solo como Rambo y hasta con agua e’ coco. Aunque tardamos un poco, nos dimos cuenta que habíamos empezado muy temprano, pero no había marcha atrás; ya la pista estaba copada y había que empezar a darle salida a la flota. Así que, Yankee – Victor 041106 Papa: a la UCV, por supuesto no sin antes encargarse de la debida provisión caleta en botellita plástica de “Coca-Cola Light”, puro y sin hielo, el propio cuerpo cobarde.

Fito estuvo bien, por lo visto ya con los años y la cantidad de veces que lo he visto, pierde un poco de contundencia; pero no con ello quiero decir que el concierto estuvo promedio, sino que son menos las cosas que te sorprenden. A mí, y me temo que a todos, lo que más sorprendió fue que el pana reconociera su propia estupidez por nunca haber hecho La Verónica en vivo y bueno, primicia en Caracas; también sorprendió que siguiera con el buen humor de hace unos 4 años para acá: sí, nada que ver con el rostiza’o de Charly. En fin que el concierto, si algún calificativo merece es el de compacto.

Sin perder mucho tiempo en comentarios ni en cuadraturas de destino a (be)ver qué hacemos, partida pa’l Poliedro donde esperaba turno El Gran Combo de Puerto Rico.

Primero lo primero, cambiar de rama de actividad y concienciar que lo que tocaba ahora era cervecita calientita o “[…] una jarra con hielo, por favor […]”, así que: a los kioscos. Luego, encontrar el grupete y recomendar que buscásemos una ubicación donde hubiese más campitud, como le enseñan a uno en el llano.

Fue entonces cuando me enteré que por Fito había sacrificado a Los Adolescentes que sí, de adolescentes sospechamos que ya no tienen mucho, pero que en algún momento tuvieron una formación bien interesante, al mejor estilo de la formación utilizada por quienes tocarían después de ellos esa misma noche y que también había sacrificado por Fito, La Dimensión Latina, una orquesta donde la sección de vientos estaba limitada a trombones de vara y de pistones. También me había perdido un homenaje del “Peluche” (el auténtico Tigre Rafael) al EGC, que no supieron explicarme bien a santo de qué. Pero en fin, a unos 20 minutos de haber llegado, entré en conciencia de que el EGC no era el plato fuerte, sino Víctor Manuelle, pues arrancó Me Liberé.

Definitivamente si quiere uno enterarse de cómo luce el Poliedro hasta las pelotas y de cómo se escucha a toda la gente que asiste cantando, hay que pegarse un concierto de éstos. Con el asunto del homenaje de esa misma noche después del tema de apertura la orquesta se puso a disposición, se liberarían del repertorio acordado para este concierto y tocarían lo que les pidiese el público. Concierto a petición y complacencias.

Como en todos, éste concierto no pasó sin la nota característica por la que se lo recordará. Atravesando ya un serio estado de curditud alguno preguntó cuál era la razón por la que Mariela no había venido con nosotros al concierto. Quedamos desconcertados, todos pensábamos que Mariela no vendría pues era el cumpleaños de su abuelo, incluso así lo entendía su jevito, quien estaba con nosotros. Por supuesto montó el cañón mientras preguntaba dónde carajo la habían visto y con quién. Creo que nos perdimos un par de temas mientras la buscábamos y hasta que dimos con ella. Estaba casi sola, había venido con un culito.

Nos ubicamos donde mejor le pareció al interesado y desde allí continuamos con el concierto, nosotros, pues él sólo le apuntaba a ella. Y bueno, como era de esperarse el grito llegó en plenos Ojos Chinos, cuando la lengua de Marielita buscaba una gota de cerveza en lo más profundo de la garganta del otro pana. De la curda lo que nos quedó fue reírnos, y por supuesto, encargarnos de que el jevito perdiera la conciencia a punta de jarritas con hielo.

Ya en el carro, se nos ocurrió dedicarle el tema con el que precisamente abrió EGC, Me Liberé, pues Mariela es la penúltima de la que se libra Jerry Rivas. Creo que al pana no le gustó la dedicatoria y balbuceando, no se dedicó a quejarse ni a maldecir, sino a corregirnos. Cantaba, eso deducíamos nosotros del balbuceo: “[…] entre el cielo y la tierra, dice un dicho, que no existe nada oculto y todo se llega a saber. Te pillaron, te caíste, si de tonto te perdono, tendría que aguantar callado si tú lo vuelves a hacer. Mujer si un día te vi, no te conozco, y si fue así, ya ni me acuerdo. Como dicen por ahí: a otro perro con ese hueso […] ¿Que te perdone? Yo, ¿que te perdone?, como si yo fuera el Santo Cachón […]”.

1 Comments:

Blogger Verónica E. Díaz M. said...

Que cuentazo Sr. Ocioso! Saludos

noviembre 24, 2006 1:49 p. m.  

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